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miércoles, 5 de mayo de 2010

Exposición de la magia mosaica se exhibe en Jerusalém


¿Cómo luchar contra el mal de ojo, proteger a una parturienta de fuerzas demoníacas, conquistar a una mujer o defender el hogar de vecinos indeseables? La magia empleada en la tradición judía tiene la respuesta a estas y otras preguntas.

Bajo el título de "Ángeles y Demonios, magia judía a lo largo de los años", el Museo de las Tierras de la Biblia de Jerusalén inaugura mañana una exposición que analiza los orígenes y desarrollo de las prácticas de la magia en la tradición mosaica desde el período del Templo del rey Salomón (siglo X a.C).

Aunque pudiera parecer el título de un best-seller, la muestra es la primera de su tipo en Israel y repasa las creencias del judaísmo marcadas por la existencia de poderes sobrenaturales, ángeles, demonios, espíritus y fuerzas malignas como el mal de ojo, comunes a otras culturas de la antigüedad.

"Es una mirada única de cómo vemos a las fuerzas protectoras contra el mal en este mundo, bien sea para conservar la salud o proteger el hogar", apunta a Efe la directora del museo, Amanda Weiss.

En la exposición se pueden encontrar estatuillas, amuletos, telas y pergaminos manuscritos e incluso material orgánico para realizar encantamientos, pócimas amorosas o luchar contra las maldiciones.

Gran parte de estos objetos fueron usados en la vida cotidiana de las comunidades judías de Europa, Oriente Medio y norte de África.

"Hoy seguimos empleando amuletos contra el mal de ojo como la 'jamsa' (símbolo de una mano) y otros que probablemente incorporó el judaísmo desde la práctica islámica", explica Weiss.

Junto a estas populares manos que son sinónimo de buena fortuna, la exhibición presenta unos cuencos con inscripciones que eran enterrados boca abajo debajo de los suelos de los hogares judíos a fin de alejar a los malos espíritus y evitar incendios.

El hecho de que un vecino pueda incordiar hasta hacerse insufrible trae cola desde antiguo y, para luchar contra ello, los judíos empleaban fórmulas cabalísticas que les ayudasen a deshacerse del incómodo huésped, también útiles para repeler a las ratas.

El principio que guía los utensilios contra el mal de ojo es el de un espejo que reflejará la mala suerte, según explican los responsables de la exhibición, que destacan que el "ojo" simboliza lo que otros perciben de uno y provoca la envidia.

"A fin de luchar contra las enfermedades o la mala fortuna se solían dibujar pasajes del Antiguo Testamento o lugares santos en la Tierra de Israel que eran empleados como talismanes", apunta la subcomisaria de la muestra, Ori Meiri.

El Talmud (ley oral del judaísmo) dice que de 100 muertes, 99 son por el mal de ojo y una por causas naturales, lo que explicaría el celo con que el judaísmo cuida una de las etapas de la vida más susceptibles de "la mala fortuna", como es la maternidad.

Así, en la tradición judía no se suele mencionar el nombre del hijo que va a nacer hasta después del parto o incluso la circuncisión y muchos bendicen al bebé con las palabras: "Dios le libre del mal de ojo".

Uno de los mayores temores de las embarazadas más supersticiosas es la figura de Lilit, un ser demoníaco capaz de atacar a los recién nacidos y que según la leyenda, fue la primera mujer creada por Dios, que abandonó el paraíso y a Adán al negarse a ser sometida en el plano sexual.

Para salvar a los pequeños es costumbre invocar a los tres ángeles, Sanoy, Sansanoy y Samanglaf, enviados por Dios para traer de vuelta a Lilit al Edén pero que fracasaron en el intento, pues ella ya se había casado con el diablo.

El tema amoroso y erótico es uno de los que atrae mayor atención, como muestran unas figurillas del período bizantino con forma de mujer con las manos atadas en la espalda y consideradas "muñecas-vudú", expuestas en una sala dedicada a la "magia negra".

La ley judía prohíbe la práctica de este tipo de magia, "a la hechicera no dejarás que viva" (Éxodo 22:17), aunque no la lucha contra los poderes malignos.

La Cábala aplicada también proporciona encantamientos y libros que contienen fórmulas para que una mujer se enamore de un hombre y "su corazón arda de pasión".

Weiss señala que para el judaísmo hay una diferencia entre la práctica religiosa y la superstición, aunque reconoce que a veces sólo las separa una delgada línea.

(FUENTE: EFE)

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