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sábado, 8 de mayo de 2010

El Tinku: la sangre como ofrenda


Esta celebración pertenece a fiesta católica de la Cruz en el altiplano andino. Parte ritual, parte duelo callejero, y parte en batalla campal, ofrece a la Pachamama la sangre como ofrenda.

En San Pedro de Macha, Bolivia, Mario Choque le encajó el puño derecho en la quijada a Ismael Mayta con tanta fuerza que le voló uno de los pocos dientes que le quedaba, tumbándolo al suelo.

Allí, en medio de lo que paradójicamente fue una fiesta y no una pelea, la mujer del caído lo protegió con su propio cuerpo para evitar que le siguieran pegando, pero con orgullo por seguir una tradición prehispánica de pobladores del sur de Bolivia.

Lo más lógico es que Mayta estuviera molesto porque perdió la pelea, pero él mismo explicó luego que no era así porque aprendió de su abuelo que su sangre, que ahora tiñe el suelo de rojo, es una ofrenda a la "Pachamama" (madre tierra) para que la próxima cosecha sea productiva.

Como este, cientos de duelos se dan a lo largo de las celebraciones del ritual andino del "Tinku", parte de la católica Fiesta de la Cruz, en el pequeño poblado de San Pedro de Macha, en el norte del departamento altiplánico de Potosí, del 3 al 6 de mayo.

Sin ninguna técnica, los "ayllus" (comunidades) se enfrentan a golpes, por parejas, hasta que gana quien queda de pie.

Hay muchas versiones sobre el origen de esa celebración.

En el vecino Perú hay un ritual muy parecido: el "Takanakuy", en las alturas del Cusco, que incluye las patadas y según la historia se inició en la Conquista cuando los hacendados españoles disfrutaban viendo enfrentarse cuerpo a cuerpo a sus esclavos africanos vestidos como gallos de pelea.

"No he visto nada como esto. Es muy peligroso. La gente de aquí está muy enojada", expresó Scott Andrew, un turista de Estados Unidos que viajó ocho horas en una camioneta todoterreno desde La Paz para presenciar este ritual.

El enfrentamiento es quizá lo que atrae a los turistas y cadenas de televisión de todo el mundo, pero no es lo único que sucede.

La noche previa a la fiesta hacen su aparición las distintas comunidades aledañas cargando cruces, bailando con trajes típicos al ritmo de charangos y zapateando en círculos.

Antiguamente los participantes llegaban tras días de caminatas agotadoras por los fríos parajes del altiplano boliviano, a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar. Ahora vienen en camiones que se detienen a la entrada del pueblo donde hay un cartel que dice "Bienvenidos a la capital del Tinku. Macha".

Vestidos con mitones, polainas y monteras de cuero de llama que imitan a los cascos de los conquistadores españoles, los más jóvenes van en busca de pareja.

En esos días, las "imilla wawas" (mujeres solteras) visten sus mejores atuendos y son cortejadas por jóvenes al ritmo del charango. Los que no logran emparejarse tratan de curar sus penas con alcohol o chicha hasta perder el conocimiento.

Batalla campal
"Tinku es una palabra quechua que significa encuentro. Esta fiesta es el encuentro de las dos grandes parcialidades, el gran encuentro. No es propiamente la pelea. La pelea es parte de eso, como un condimento de esta gran fiesta", explicó a Reuters el historiador Tito Burgoa.

Burgoa, quien nació en San Pedro de Macha hace 56 años, dijo que nunca participó del Tinku pero lo ha estudiado a fondo, sobretodo para explicar al mundo que ellos no son "ningunos salvajes que se pelean hasta morir".

La mayoría de las muertes proviene de una mala caída o de la hipotermia cuando, producto de la feroz borrachera, los pobladores se quedan dormidos en plena calle justo cuando la temperatura desciende inexorablemente, a punto de congelación.

Sin embargo, a pesar de la defensa de Burgoa y de la presencia de 10 policías con gases lacrimógenos y chicotes, la multitud, turbada por el alcohol, casi siempre se desborda.

Este año no ha sido la excepción: en una de las esquinas de la plaza se enfrentaron dos "ayllus" en una batalla campal con piedras y palos prestos para fracturar cabezas.

Pero dentro de todo el caos, los mismas autoridades de las comunidades logran reponer el orden, látigo en mano y al grito de "tusuychis" ("¡bailen!").

Además, los mismos "comunarios" han establecido reglas que le han permitido al Tinku sobrevivir al paso del tiempo.

El ordenamiento del conflicto se da a nivel de edad y género: las mujeres nunca se enfrentan a hombres y los niños sólo pelean entre ellos. Sí, los niños y las mujeres también pelean.

Las peleas son sólo entre dos y únicamente está permitido usar los puños. Si alguno de los contendientes cae al suelo la pelea llega a su fin. Asimismo, si uno de los luchadores muere, surgirá el "arreglo" que consiste en la paga de ganado vacuno a los familiares del muerto.

Este año (2010), en Macha no se reportaron víctimas fatales, pero en un poblado aledaño murieron dos personas.

(FUENTE: REUTERS)

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